Estamos llegando a uno de los momentos más señalado a lo largo de los años, la Navidad. La época de los regalos, de ayudar y de la generosidad.
En estas fechas el consumo es mayor de lo normal, regalos para los pequeños de la casa, para los mayores, e incluso algún autorregalo, así como consumimos más rollos de papel para decorar, cintas, y miles de cosas más.
Algunas veces nos piden lo que quieren, otras regalamos por instinto. Hay miles y miles de opciones para regalar, pero le estamos regalando algo muy grande a alguien que no nos lo ha pedido, a quien nos da hogar. Le estamos regalando al mundo toneladas de basura.
Pero bueno, ¿Quién no regala cosas en Navidad? Esa es nuestra excusa, "Es que es una fecha para regalar" o " solo es una noche al año". Es cierto, es una noche al ao, en la que se juntan millones de regalos, de producciones innecesarias que conllevan toneladas de basura, en general, de consumo irresponsable.
Nadie quiere quitar las navidades, ni los regalos, ¿a quién no le gusta que le regalen cosas? Pero eso no quita el ponernos de acuerdo, para hacer el mayor regalo que podamos hacer, cuidar nuestro planeta.
La cuestión clave es ¿Cómo ayudo a quien me ayuda a mí? En respuesta a esta pregunta, podemos pensar en
bastantes opciones: prescindir del papel de regalo, comprar juguetes a los peques que sean buenos para el medio ambiente, o incluso enseñar que estas fechas no son sólo para recibir, sino también para dar.
En conclusión, no regalemos solamente juguetes, o ropa, o joyas, regalemos un futuro con árboles, con oxígeno limpio que poder respirar. Regalémosle entre todos y todas una vida sana a nuestro planeta, en vez de una vida consumista y enfermiza.
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